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La figura paterna es vital en la prevención de la violencia y la delincuencia.
Por Sumaya Francisca Rodríguez Matías, MA.
A continuación, queremos sumar esfuerzos de todos los sectores, respecto a que independientemente sea la festividad del día del padre en nuestro país, en cualquier época del año es oportuno rescatar la importancia de la presencia activa de la figura paterna en la familia, sobre todo el beneficio que genera para el desarrollo de los niños, niñas y Adolescente (NNA)
En ese objetivo debemos sumarnos todos, pues nuestra sociedad ha cambiado, debido a múltiples factores, entre ellos: culturales, tecnológicos, económicos y de índole diversa, pues, no todas las variaciones son positivas; ya que la violencia y la delincuencia han aumentado y para combatir estas problemáticas de forma adecuada, se debe volver la mira hacia la familia.
Nuestras valoraciones las basamos en que el principal núcleo sanguíneo sigue siendo la institución más importante de la sociedad. Es su base más poderosa, siendo el espacio adecuado para la procreación y desarrollo de los seres humanos. El concebir una nueva personita de forma natural debe ser asunto de dos. Ciertamente la madre es un ente de gran valor para los hijos, sin embargo, cuando en el hogar el hombre está ausente, la familia está incompleta.
Por consiguiente, al realizar este abordaje del tema, es fundamental tener presente – como marco general- el derecho de familia, la función de la autoridad parental de los padres, establecida en la Constitución Dominicana, las consecuencias en caso de abandono y maltrato hacia los menores – establecido en la Ley 24-97 -que modifica el Código Penal.
En consecuencia, papá y mamá son los cocreadores y cada uno tiene un papel especial, pues la masculinidad, que porta el padre (con todas sus características) debe estar presente y no ausente -como verificamos en muchos hogares.
A sabiendas de que, ser padre significa crear un vínculo de amor, social y jurídico, con todos los miembros de la familia, entonces, es un compromiso que se adquiere y dependiendo de cómo sea ejercido, va a influir en todas las áreas del hijo. El procreadore tiene que estar inmerso en la vida de sus proles, disponible para escucharlos, abrazarlos y acogerlos.
Debemos estar claros en las necesidades del ser humano respecto a sus dos protagonistas para darle la existencia, a partir de lo cual, puede aprender más fácilmente a desarrollarse como persona -en lo físico, mental y espiritual-. En cada etapa de la vida requiere aprendizajes, cuidados y seguimientos de los padres, debido a que no basta tener sexo y que, en consecuencia, de ese acto surja un nuevo ser, sino que, a partir de dicho nacimiento, ambos deben practicar sus roles.
En torno a esta realidad, la Carta Magna de R.D. promueve la paternidad responsable y la establece en el artículo 55, numeral 10, describiendo la obligación compartida que tienen la madre y la madre ¨de alimentar, criar, formar, educar, mantener, dar seguridad y asistir a sus hijos e hijas¨ e incluso especifica, que estas obligaciones permanecerán, aunque los padres se divorcien o se separen, ya que el bienestar de estas criaturas está por encima, de todo, hasta que la ley les dé el nivel adulto.
Basta ejemplificar que, en el crecimiento físico, espiritual y mental del ciudadano, intervienen varios factores y ahí, la función del padre representa la cabeza, guía, la ley y el orden; debiendo estar presente y vigilante del perfeccionamiento de las diferentes emociones, valores y habilidades para la vida. Cada etapa es diferente, así también, debe tener en cuenta los diferentes ambientes (en la casa, escuela y sociedad en general) en que se desenvuelven los hijos. Es importante destacar que el papá sirve de modelo o referencia para sus humanos.
Cabe indicar, que nuestro entorno de residencia e interacción social, los responsables de que hayamos nacido, deben proveer los alimentos que son importantes, pues nutren a la persona, pero, además, la figura paterna también tiene que estar presente, en la crianza, formación y en ese contexto, van fluyendo las correcciones.
En ese sentido, el padre debe estar ahí, de forma oportuna; por ejemplo, en la etapa escolar, donde debe ayudarle con las tareas y guiarle con las diferentes actividades que programa el centro educativo y sus ambientes que son una combinación de la formación hogareña y los saberes del centro de estudios, tocando ese refuerzo, en la gran mayoría de casos a la madre, si el engendrador de vida no está.
Dejamos sobreentendido, que la figura paternare representa valores de seguridad, confianza, respeto. Esto, debido a que el ser humano necesita ese equilibrio, en cada etapa, con cuidado y la corrección, que son parte del progreso personal saludable y para ejercerlo, el papá debe estar visible corporal y emocionalmente – de forma positiva-.
LA VIOLENCIA Y EL ROL DEL PADRE, EN LA FAMILIA:
Al abordar los parámetros de violencia y maltrato hacia los hijos, debemos describir que siguen siendo aumentados de forma considerable y ha de ser requerido un cambio, desde el seno familiar, pues la intimidación, apremio emocional y físico en el contexto intrafamiliar o general, debe ser prevenido en la primera célula social, que es la primera escuela de valores. Es que el hogar es el lugar que debe proteger y supone proveedor de mayor seguridad.
Para lo antes dicho, es necesario que el hombre cumpla correctamente su papel de padre y esposo, educando a los hijos e hijas en el amor, la tolerancia, y las habilidades vitales para vivir en sociedad, respetándolas reglas y aprendiendo a resolver los problemas o conflictos -con el dialogo o buscando algunas alternativas, como la conciliación-, sin tener que llegar a la violencia.
Otro aspecto importante, donde podemos evitar abusos y maltratos, lo hallamos en un hombre a pendiente de sus hijos e hijas, ya sea, que vivan juntos o separados, en cuyo acciona papá ha de ser importante, para el sano crecimiento de la persona, mostrándole afecto. En suma, el amor no es medible. Sin embargo, el art. 351-2 de la Ley 24-97, establece que podría considerarse un delito, cuando los padres no les presten atención, afecto, vigilancia o corrección a sus hijos.
El ROL PATERNO-FAMILIAR EN EVITAR ABUSOS SEXUALES:
En el sentido que describimos, la persona en formación física -emocional precisa muestra y acciones que reflejen amor, no deseando que lo juzguen. Justo, hace falta sentirse querido/a y cuidado/a, de ese modo, puede disminuirse la posibilidad de que los/as hijos/as sean víctimas de abusos sexuales, producto de que sean inducidos a mendigar o realizar trabajos, en los que sus cuerpos sean prostituidos. Estos riesgos son minimizados cuando los padres están pendientes del comportamiento de sus hijos, de sus amistades y su medio ambiente, vigilando y estando dispuestos a escuchar – como prescribe la norma-.
A resumidas cuentas, las personas precisan de buenas referencias para sus vidas, siendo el mejor legado que le puede dejar un padre -ejerciendo su paternidad a plenitud-. Es que esto contribuye en la formación de sus vástagos rumbo a ser hombres y mujeres libres de violencia y abuso. Este escenario emocional crear en conjunto, padres e hijos con buenos momentos, a la vez de construir una sólida relación marcada por el dialogo, respeto y corrección. En conclusión, dejamos abierto el llamado a que los hombres vivan su paternidad, desde el amor, la responsabilidad y la extensión. Pues, más importante que proveer dinero y bienes materiales; el mejor regalo es la presencia, el tiempo de calidad con los hijos e hijas, como herramienta apreciada para lograr una sana autoestima, en el entorno social y sobre todo, para prevenir violencia y delincuencia. Sumaya Rodríguez Matías, MA.
Nota: La autora es Procuradora Fiscal titular en el Distrito Judicial de Santiago Rodríguez
Fuentes:
Constitución de la República Dominicana, (art. 55) Ley 24-97 sobre Violencia Intrafamiliar que modifica el Código Penal Dominicano, (Art.351-2)
